sábado, 14 de julio de 2012

Los veinte de siempre. Crónica de las protestas frente a las sedes del PP, PSOE y Congreso


Tengo que comenzar éste escrito advirtiendo que estoy muy cabreado y profundamente decepcionado.
El gobierno conservador del Partido Popular lanzó el pasado miercoles una serie de propuestas de ley que suponen los más graves recortes sociales de los últimos tiempos. Teniendo mayoría absoluta en el Parlamento y en el Senado es evidente que dichas propuestas se convertirán en leyes.
Señores, que nadie se lleve a engaño. El Partido Popular representa los intereses de las clases dominantes, y de acuerdo a su ideología, a sus principios y a sus intereses de clase, está salvaguardando los privilegios de las clases acomodadas a costa de los trabajadores de éste país. Su talante es dictatorial y chulesco, como bien ha demostrado la infame hija del infame Fabra. Motivos para estar cabreados hay más que de sobra, y por eso cuando me enteré de que se habían convocado concentraciones de protesta frente a las sedes del PP, del PSOE y en el Congreso de los Diputados, no dudé ni un momento en acudir.
Al llegar a la calle Génova me encuentro con que la policía tiene encajonados a los cientos de concentrados en la acera, sin permitirles cortar la calle. El clima es de enfado total, y la gente no cesa de gritar y de silvar. Ninguna bandera de partidos ni sindicatos. Todo era gente que había acudido a título individual, convocada por las redes sociales de manera urgente y sin gran difusión. Un jubilado iba repartiendo carteles caseros que había estado preparando en su casa en contra de los recortes. Desde el primer momento me pareció una de las concentraciones más calientes a las que he asistido últimamente. No dejaba de llegar gente y al rato era evidente que no cabíamos en la acera y que dijera lo que dijese la policía ibamos a cortar la calle. Aunque al principio los antidisturbios reaccionaron poniéndose los cascos en señal de amenaza, supongo que recibieron órdenes de permitir el corte del tráfico y pudimos invadir la calle.
Me extrañó mucho ver que a pesar de la austeridad que predica el gobierno, un helicóptero de la policía estuviera sobrevolando la zona, a todas luces innecesario (todavía no soy capaz de entender el motivo), y con el elevado coste económico que supone.
Los concentrados estuvimos cerca de una hora cagándonos en la puta madre de quienes suelen ocupar las oficinas de la calle Génova, y cuando la policía comenzó a presionarnos les dejamos con tres palmos de narices dándonos la vuelta y marchando hacia la sede del PSOE en la calle Ferraz. A pesar de ser una concentración no autorizada, la policía cortó el tráfico a lo largo de todo el recorrido, y la marcha, que se había convertido ya en manifestación, encaró la calle Ferraz.
Al llegar allí nos encontramos con un cordón policial que cortaba el acceso al edificio donde se encuentra la sede del PSOE. Los manifestantes nos situamos en la calle Marqués de Urquijo y continuamos con los gritos. Entre los cánticos que se escuchaban destaco el "Te va a votar tu puta madre" dedicado al PSOE, y otros dedicados a la policía, en tono fraternal incitándoles a sumarse a la protesta. Decidí situarme en la primera línea, frente a la linea represora. Allí me mezclé con un grupo de bomberos de Madrid que llevaban camisetas con el texto "Bomberos Quemados", y unas cuantas personas más, que en ningún caso serían más de veinte, empeñados en cruzar la barrera que la policía interpuso entre los manifestantes y la sede socialista. Por momentos llegaron a los empujones y la policía les repelía amenazando con cargar. Los veinte de siempre increpaban al resto de manifestantes gritando - ¡Vamos todos, joder! ¡A por ellos! - Y a pesar de que el resto de manifestantes no tenía el menor interés de provocar enfrentamientos, y se mantenían a una distancia prudencial, ellos seguían erre que erre.
Señores, el objetivo de la concentración, y para lo que fuimos convocados, era protestar frente a las sedes de los partidos y en el Congreso, y eso era lo que estábamos haciendo. Nadie quería llegar a la sede del PSOE (que por cierto estaba vacía) y... ¿Asaltarla? ¿Saquearla y prenderle fuego después? La impresión que me dió era que los veinte de siempre disfrutan con los disturbios, liberan adrenalina y los provocan para divertirse. Yo les propondría que en lugar de aprovechar una concentración ciudadana, acudan el día de la semana que prefieran a la comisaría más cercana a su casa y seguro que un grupo de maderos estarán encantados de propinarles una buena tunda. Ellos me dirán ¿Qué derecho tienes tú a decirnos lo que debemos hacer o a censurarnos por expresar nuestra rabia de la manera que nos parezca? A lo cual yo les contesto con otra pregunta ¿Qué derecho tenéis vosotros a decidir en nombre de 3 ó cuatro mil personas que la concentración se convierta en una batalla campal?
Creo que desafiar a la policía fue necesario a la hora de cortar la calle, y lo hicimos. Creo que desafiar a la policía y enfrentarnos a ella será necesario cuando nuestro objetivo sea ocupar el Congreso, o cuando traten de impedirnos utilizar nuestro legítimo derecho a la protesta. Pero en este caso, ofenda a quien ofenda, hemos cometido el error de permitir que un insignificante grupo de exaltados camorristas actuara en nombre de todos. Y no es que me importe lo más mínimo que Telemadrid lo utilice para desacreditarnos. Lo que realmente me molesta es que acabemos a la gresca sin ningún sentido, cuando no era la voluntad de la mayoría.
Compañeros, debemos comenzar a trazar estrategias, a canalizar nuestra rabia de manera productiva, a congregar cada vez a más gente, a convencer con argumentos a quienes todavía creen las mentiras del gobieno. Y cuando tengamos que enfrentarnos al aparato represivo del Estado, que sea porque podemos ganar.
Salud y lucha!

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