domingo, 16 de octubre de 2011

CRONICA (S) DEL 15-O: ¡INDIGNAOS!

      Ayer por la tarde estuve en la manifestación del 15 – O en Madrid. Hace años que vivo fuera de la ciudad y no había asistido a las del 15M y 15J, por lo que me hacía ilusión ver qué pasaba en el foco de la indignación.
      Salí a las 17:00H desde mi barrio, uniendome a la llamada "columna noroeste" que bajaba desde San Blas. Ya de primeras me impresionó ver el grupo de unas 2.000 personas que bajaba ocupando toda la calle de Alcalá. Me uní a ellos y comencé a observar a la gente, supongo que en busca de "perroflautas". Pero no los encontré. No había ningún perro, ninguna rasta, y sí bastante gente joven, aunque también de todas las edades y de todos los estilos. Me gustó ver multitud de carteles y pancartas que no contenían nada más que lemas, unos más ingeniosos que otros, pero totalmente exentos de siglas, nombres de partidos, sindicatos o cualquier otra organización.
      Continuamos avanzando bajo un sol de justicia, cruzamos ventas y llegamos a la plaza de Manuel Becerra, donde se encontraba esperando un grupo de unas 200 personas con una pancarta que rezaba "asamblea popular de La Guindalera". Al paso de la columna, entre aplausos, vítores y el cantico de "de norte a sur , de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste" se unieron a nosotros. En ese momento no pude evitar emocionarme, se me puso la carne de gallina y empecé a corear con más fuerza los cánticos a favor de un sistema social más humano y en contra de la cada vez menos encubierta dictadura de los mercados.
       Me sentí de alguna manera hermanado con toda esa gente a la que no conocía de nada pero con la que estaba compartiendo algo a lo que se podría llamar comunidad.
      Cuando llegamos a la Puerta de Alcalá y nos disponíamos a encarar Cibeles nuestra columna se había triplicado por la cantidad de grupos que se habían unido por el camino. Al llegar encontramos la plaza abarrotada y las diferentes columnas que venían desde la Castellana y desde el Paseo del Prado que llegaban al mismo tiempo que nosotros.
       No me podía creer que hubiera tanta gente, tan diferente entre sí, tan pacífica, tan cívica. Y como mi cabeza no para nunca, comencé a pensar un par de cosillas. Una, que solo quienes estamos allí en ese momento sabemos lo que es el 15M. Es decir, la cantidad de personas que queremos que las cosas se hagan de manera diferente, y el tipo de personas que componen el movimiento.

      Al haber trabajado durante años en medios de comunicación conozco bastante bien cómo funcionan y la capacidad que tienen para magnificar, empequeñecer o desfigurar cualquier acontecimiento según les interese.
      Por poner un ejemplo: ayer al medio día estaba viendo el informativo de Antena 3 mientras comía. Dedicaron más de cinco minutos al derrumbe de las casas cueva de Almería, otros cinco a la erupción volcánica en Canarias, otros cinco al jugador del betis que quiere ser como Cristiano Ronaldo... Y 30 segundos mal contados a las manifestaciones mundiales del 15-O. Nadie podrá acusar a A3 de no dar la noticia, pero por el tiempo dedicado podemos interpretar la importancia de la que se la dota. Una nimiedad, que casi no llega al nivel ni de anecdótico.
       Continuando con mi modesto análisis de medios esta mañana me he metido en internet para ver lo que decía sobre la mani la prensa generalista.
      He comenzado por El País y me he encontrado un artículo destacado, como si dijeramos en portada, que hacía referencia al éxito masivo de las manifestaciones en España, y más concretamente en las de Madrid y Barcelona. Narran la crónica de la mani, lo que pasó en Sol, la performance, las pancartas en uno de los edificios de la plaza... Mas o menos lo que pudo ver quien allí estuvo. Diría yo que El País tiene una forma de manipulación más sutil.
       A primera vista parece que tratan el tema con objetividad y solo cuando lees más profundamente te das cuenta de que tratan de acercar el movimiento de indignados a los postulados de Rubalcaba o que reducen su programa reivindicativo a unas reformas leves del sistema electoral.
      Pero al no quedarme del todo satisfecho con la pieza de El País, quise ver qué decía un periódico diferente, y me metí en la página de La Gaceta. En su versión digital, el periódico de Intereconomía no habla del movimiento 15-O hasta muy abajo, y cuando lo hace sorprendentemente no habla de las manifestaciones de ayer, sino que dedica un artículo de opinión titulado "Indignados y antiglobalización: mismos perros distintos collares" a cargo de un tal Fernando díaz Villanueva. Y a continuación otro artículo cuyo titular dice "Un grupo de indignados ocupa un hotel abandonado en el centro de Madrid". Os recomiendo que leais ambos artículos con el estómago vacío para evitar males mayores. Yo personalmente, que estuve allí y conozco de cerca no solo este movimiento sino otros a los que el artículo define como extrema izquierda, no daba crédito a lo que leía. Un periodista ajeno a la realidad, frente al ordenador en la redacción del periódico inventándose una trama oscura sobre conspiraciones perroflauticas judeomasónicas, con una sonrisilla maligna en la boca y una idea en la cabeza. - Cómo le va a gustar esto a mi jefe. Si me piden un artículo que se cague en esta gentuza, yo me recago -. Vamos, que en La Gaceta el lema debe ser "Más papistas que el Papa".
       Y como última reflexión.
       ¿Es posible que alguien que lea este tipo de artículos se crea lo que ponen y adquiera una idea totalmente distorsionada de la realidad?
       La respuesta desgraciadamente es SÍ. 
       La siguiente pregunta sería. ¿La gente que se cree a pies juntillas lo que estos pseudoperiodistas les cuentan, es por profunda ignorancia e incapacidad de raciocinio o porque ideológicamente están metidos en su trinchera y la verdad les importa un bledo? ¿O tal vez porque son de ese pequeño y selecto grupo que se beneficia con el sistema tal y como está montado y por lo tanto no quieren ni de lejos que algo cambie? 
      La respuesta es: las tres respuestas son verdaderas.
      Conclusión. No es tan triste que tengamos periódicos y licenciados en periodismo del pelaje de LA Gaceta o Intereconomía como que haya una cantidad de personas de buen corazón que se dejan persuadir por ellos.